Delicadas perversiones

A veces lo único que quieres es echar a correr aunque tengas a una bestia corriendo detrás tuya, pisándote los talones.
La misma bestia que algún día te hizo correr hacia su lado, correr a sus brazos, para luego tener que escapar, sin mirar atrás, sin mirar nunca más atrás.
Comenzar una nueva carrera no siempre trae cosas buenas, pero, por supuesto, trae novedades, novedades que a veces te hacen anhelar aquello que te falta, o novedades que te abren nuevas esperanzas, nuevas alegrías, quizás también tristezas, pero sobre todo positivismo, en exceso, gratuitamente y sin cobro revertido.
Y son estas novedades, estas significativas novedades, las que te hacen seguir corriendo, agarradas de su mano, sin soltarte.
Te descubren nuevas sendas, te hacen sentir emociones nunca antes experimentadas y que nunca lograrás olvidar, emociones al límite, emociones sin tregua, cada día una sensación distinta, que te hacen lograr cumplir aquellos sueños que siempre habías anhelado, planeando el asalto al mundo...
Y es para tí como un soplo de aire fresco, como una delicada perversión, como la receta para una enfermedad, como en vencimiento de una debilidad, como un nuevo amanecer, como una liberación, como estrenar unos zapatos de 500 €... Y entonces es cuándo te preguntas ¿Para qué queremos más?. Es más que suficiente, más de lo que nunca pensanste que podrían llegar a ofrecerte, quizás hasta más de lo que soñaste, más, más, más...