La envidia

"La envidia es la religión de los mediocres.
Los reconforta, responde a las inquietudes que los roen por dentro y, en el último término, les pudre el alma y les permite justificar su mezquindad y su codicia hasta creer que son virtudes y que las puertas del cielo sólo se abrirán para los infelices como ellos, que pasan por la vida sin dejar más huella que sus traperos intentos de hacer de menos a los demás y de excluir, y a ser posible destruir, a quienes, por el mero hecho de existir y de ser quienes son, ponen en evidencia su pobreza de espíritu, mente y redaños.

Bienaventurado aquel al que ladran los cretinos, porque su alma nunca les pertenecerá."

Carlos Ruiz Rafón.

28 de octubre de 2010

Bailando con lobos.


Te despiertas un día, miras por la ventana y sientes, tienes la completa certeza de que las cosas han cambiado.


Aun no sabes si ese cambio es para bien o para mal, pero te produce una sensación tan gratificante que no puedes imaginar que algo pueda salir mal.
Nuevas sensaciones a cada paso que das. Respirar un nuevo aire.
Amanecer con un nuevo día, diferente, sí, pero claro y nítido como el que más, de un cielo azul intenso y despejado, sin un ápice de nebulosa blanca que consiga enturbiarlo.

Te crees invencible, inmutable, inmortal.
Y a la vez, transparente, efímera y delicada.

Explotas cada momento, arriesgas, aunque no ganes, y siempre hasta el final.
Te sientes como una mariposa que acaba de resurgir de su cautiverio.
Aunque durante su letargo estuviese rodeado de sedas, es ahora cuando realmente se sientes bien.
Simplemente vives, sueñas y hace tus sueños realidad, es el momento.
Apuestas, siempre por la carta ganadora.
Y nunca volverás a permitirte el mirar hacia atrás.

Tienes la certeza de saber que estás jugando con lobos, y lo mejor, que te encanta.

2 de octubre de 2010

Rutina o no rutina, esa es la cuestión.


Siempre nos hemos quejado de qué mala puede llegar a ser la rutina, siempre hacemos lo mismo, nos levantamos a la misma hora, en la misma cama de siempre para comenzar un día que se asemeja al anterior, para ver las caras de las mismas personas, las mismas calles, una y otra vez.
Pero tenemos que verlo desde otro punto de vista.
Creo que este tema ya lo había tocado antes, y lo he querido "revivir" a cuento de un, por llamarlo, dilema, realmente queremos salir de la rutina o simplemente no lo hacemos por que no podemos.
Personalmente, creo que no queremos salir de ella. Creo que no sabríamos qué hacer, me explico.
Está genial salir de la rutina durante un tiempo, un año, dos... Un mes, dos o tres semanas... Pero al final querríamos volver a lo anterior, al lado de nuestra gente, al lado de lo que anteriormente nos hacía felices.
Está bien irte, despejarte, olvidar, renovarte... Pero creo que acabaríamos sintiéndonos vacíos, como si faltase una parte de nosotros, como si estuviésemos sin completar.
Para alguno esa rutina significa despertarse para preparar el desayuno a sus hijos, para después llevarlos al colegio, hacer la comida, las tareas de casa, la compra... ir a buscarlos al colegio y un sinfín de tareas más. Que estará cansada de ello, sí, pero sepárale de sus hijos durante un mes, y verás como estará deseando volver a hacerlo.
Nos quejamos del trabajo, aquel que nos permite comer, vivir, dar a nuestros hijos aquello que necesitan.
Nos quejamos del estudio, aquel que va a permitir formarnos, para llegar a ser recompensados en un futuro y poder ser independientes, trabajar y salir adelante con nuestras vidas.
Nos quejamos del monótono día a día, aquel en el que quedas para tomar café con los amigos, para luego ir a dar una vuelta y a casa, pero estás con tu gente, aquellos que te hacen feliz, aquellos que te hacen reír y sentirte especial.

¿Qué pensáis, que no salimos de la rutina porque no queremos, o que no podemos? ¿Estáis cansados de vuestra rutina? ¿Por qué la cambiariáis?
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